A un buen amigo que allá por el año 1979 –¡hace ya tanto tiempo!- decidió conocer Doña Mencía. Y fue la perdición. No hay peor cosa que enseñar un pueblo a alguien de Madrid –o afincado en la capital, que para el caso es lo mismo-. Y desde entonces hasta ahora no ha dejado de visitarnos. Se compró su casa en el pueblo y nos ha traído amigos de todos los sitios: Santander, Mallorca, Madrid, Jerez, Écija, etc… Y él sigue que sigue, y cuando encuentra un hueco. ¡A Doña Mencía! Nos conoce bien a todos y ya es casi del pueblo. Bueno, es del pueblo, pero del pueblo de los fines de semana. Le gusta nuestro vino y disfruta con nuestra gente y con
miércoles, 24 de octubre de 2007
A David Pérez Merinero
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