viernes, 12 de febrero de 2010

Las escuelas de la calle Buenavista


Allí nos trasladaron desde la escuelas de Las Peñuelas de la calle Juan Valera (o de la Audiencia, o del Pósito, que así también se llamó) a principios de los 60. Allí quedaron los desayunos con leche en polvo americana y otros recuerdos. En las nuevas escuelas se instalaron seis unidades: tres arriba, que son las que vemos en primer plano, dedicadas a las niñas y otras tres, las de abajo, para los niños, con don Gervasio, don Amador y don Juan Muñoz al frente de cada una de ellas, en ese orden de abajo arriba. De don Juan Muñoz Aranda, sólo puedo decir palabras de amiración y respeto. ¡Que era de derechas! Me da igual. Era una magnífica persona y mejor maestro. Hizo mucho, lo que podía, para que muchos estudiáramos y siempre lo intentó. Así me lo contó José Poyato Luna, mi amigo Cigarrito que en paz descanse, y con el que compartía tantos recuerdos comunes de la infancia. Pepe era una de los alumnos de aquella escuela -¡qué bien dibujaba! y ¡qué zurda tenía jugando al fútbol!. Me acuerdo de casi todos: de Jacinto Priego Hinojosa y Domingo -los más listos y avanzados de la clase- de los hermanos Cantero -de Antonio y Pepe- que no les iban a la zaga a los anteriores, de Vicente Gómez, Andrés Carabaño, Galisteo, Rafael, etc. Y por enciam de todos mi gran amigo José Poyato Caballero, Joseillo, con el que compartía siempre la hucha del Domund que don Juan nos daba para recoger las limosnas y que más de una vez abrimos por nuestra cuenta... Seguiremos hablando de ellos y de aquella escuela de la España franquista de los 60.

1 comentario:

José Urbano dijo...

Yo también estudié en las escuelas de la calle Peñuelas (recuerdo perfectamente lo de la leche en polvo y los tinteros de los pupitres) y en las de Buenavista, aunque creo que, por los nombres que mencionas, sería algo después. Recuerdo, por supuesto aparte de los que citas, a un maestro, durísimo, que era de Zuheros. Ahora no puedo recordar su nombre, pero sí su cara y algunas de las situaciones que nos hizo pasar. Algo ha llovido desde entonces, no obstante perviven en mi memoria muchas de aquellas experiencias. Por cierto, ¿se sabe algo de don Gervasio? Saludos desde Granada.