miércoles, 11 de julio de 2007

“El Fomento del Trabajo” y el Casino Nuevo (VII)

Con fecha del 12 de septiembre de 1907 llega al Ayuntamiento una comunicación del Gobierno Civil por la que se exige encarecidamente que se remita a Córdoba una relación de las sociedades existentes en el pueblo, de cualquier clase que sean. En aquel momento existían en Doña Mencía tres sociedades: “El Fomento del Trabajo”, el “Casino Nuevo” (el casino de siempre de la plaza Mayor) y la “Unión Obrera”. No conservamos información suficiente del Casino Nuevo, pero si podemos hablar algo más de las otras dos.

Respecto a El Fomento del Trabajo se conserva la certificación exigida por el Gobierno Civil y su reglamento. El secretario de “El Fomento del Trabajo” y de “El Casino Nuevo” era la misma persona, Fernando Contreras Muñoz y nos dice de la primera que su reglamento fue presentado con fecha 16 de octubre de 1905 y que la sociedad se constituyó el 29 del mismo mes, que su sede está en la calle Hospital, números 3 y 5, y que el número de socios es de 70 patronos y 98 obreros.[1] Ya podemos hacernos una idea, por tanto, de las características de esta sociedad que pretendía ser interclasista, algo muy difícil en los tiempos que corrían, y que cuando veamos algunas normas de su reglamento podremos comprender mejor sus objetivos. En su tampón, que si se conserva, aparece la leyenda con su nombre y una pala y un pico cruzados en aspas. La primera junta directiva (16 de septiembre de 1907) de dicha sociedad estaba constituida por los siguientes individuos: Presidente, Rafael de Sotomayor Vargas; Vicepresidente, Juan Arrebola Lastres; Tesorero Pedro Moreno Moreno; Vocal, Blas Moreno Navas; Vocal, José Sánchez Gan; Vocal, Calixto Navas López; Secretario, Fernando Contreras Muñoz y Vicesecretario , Pedro Cantero Jiménez

El objetivo principal de esta sociedad menciana, según consta en el artículo primero de su reglamento,[2] no era otro que “establecer la armonía y estrechez entre patronos y obreros... mejorando las condiciones sociales de los últimos mediante el apoyo y ayuda necesaria, consiguiendo por estos medios extirpar las prevenciones y odios de clases nacidos de las engañosas e interesadas predicaciones que elementos perturbadores y dañosos propalan con bastardos fines”. Toda una exposición ideológica de los miedos de una clase social determinada ante los nuevos vientos que estaban corriendo. Y la terminología empleada era bastante clara: “odios de clases”, “engañosas e interesadas predicaciones”, “elementos perturbadores y dañosos”, “bastardos fines”, etc. Y sigue la exposición del artículo primero: ¿y cómo se conseguirán estos objetivos? Veamos la respuesta: “con el decidido concurso que sus consocios patronos les prestarán (a los socios obreros, lógicamente) en toda época calamitosa y de apuros, y con el disfrute, mediante modestísima cuota, de buena casa, calefacción, luz, amenas e instructivas lecturas y cuantos cómodos y recreos permitan la moral y el respeto mutuo en armonía con los recursos de esta asociación, evitándose con ello los gastos y peligros que nacen de la forzada y frecuente concurrencia a la taberna”. Ya sabíamos que la culpa de todo la tenía el obrero por ir a la taberna de vez en cuando.

Pero el reglamento es más sabroso todavía. Sigamos. La sociedad se crea a partir de 200 acciones intransferibles de cinco pesetas cada una y las cuotas que tenían que abonar los socios no eran iguales, lo que era lógico teniendo en cuenta los objetivos de dicha sociedad. Así, mientras los patronos pagarían dos reales mensuales, los socios obreros abonarían sólo un real. También en su artículo 19 se señala los socios de todas las clases disfrutarán por igual de las comodidades y beneficios que la sociedad pueda ofrecer” y quedan prohibidos los juegos de envite y azar y “el hacer en cualquiera de los permitidos posturas o apuestas que sean consideradas ruinosas”. ¿Cuándo se consideraban ruinosas?

Pero eso sí, la buena educación ante todo. Y así, “Los socios tratarán a los criados con moderación y consideración debida, procurando al amonestarles en cualquier caso, hacerlo en la forma más templada posible y sin ofenderles en nada”. (art. 21). También, como no, estaba prohibido “embriagarse, las discusiones de índole política y religiosa y todas aquellas en que se empleen frases o conceptos injuriosos a los presentes o ausentes o lenguaje indecoroso, permitiéndose sólo la crítica templada y culta”. Poco sabemos de la pequeña historia de esta sociedad y no se conserva ninguna referencia a la evolución de la misma. Seguramente tuvo una existencia efímera y pocos años después, no aparece en la relación que se hace de las sociedades existentes en Doña Mencía. Y es que este tipo de asociaciones en las que participaban patronos y obreros, convendría saber qué obreros mencianos se integraron en la misma, no buscaban otro fin que ofrecer una alternativa a las ideologías obreras –socialista y anarquista- que se extendieron por el campo andaluz y que, en algunos casos, sembraron el miedo entre los propietarios andaluces. El objetivo de la sociedad “El Fomento del Trabajo”, que hemos expuesto más arriba, es claro al respecto.


El “Casino Nuevo”

No era nuevo, puesto que la fecha de aprobación y presentación de su reglamento es la de 26 de febrero de 1885 y se constituyó dos días después, pero ahora toma este nombre, que más tarde se convertirá en “Circulo de Labradores”, como en casi todos los pueblos y ciudades de Andalucía de la época. La certificación exigida por el Gobierno Civil está firmada por Fernando Contreras Muñoz, que a la vez era también secretario de “El Fomento del Trabajo”. Constaba de 73 socios de número y 17 accidentales y su domicilio estaba en la Plaza Mayor, junto al Ayuntamiento del pueblo, donde estuvo hasta hace muy poco tiempo, hasta que su edificio sirvió para la construcción de viviendas y sede de la entidad bancaria Cajasur. Y, como veremos ahora, en su junta directiva estaba la flor y nata de los latifundistas mencianos de la época y no en vano su presidente era Angel Vergara Vargas, que siendo alcalde del pueblo, tuvo una dura pugna con el otro casino de la calle Arriba, el “Casino Republicano”. Como decíamos más arriba, el celo del Ayuntamiento por mantener el orden público y evitar los escándalos nocturnos de la calle Arriba obedecía a otras razones que no se expresaban en las providencias e informes de las multas.

Junta Directiva del Casino Nuevo de Doña Mencía 1906.

Presidente

Angel Vergara Vargas

Vicepresidente

José Sánchez y González

Tesorero

Joaquín de Sotomayor Vargas

Vocal

Juan Güeto Roldán

Vocal

Carlos Vergara y Vargas

Vocal

Francisco Campos Navas

Secretario

Fernando Contreras Muñoz



[1] Sociedad "El Fomento del Trabajo", DOÑA MENCIA. AHMDM. R-5453.

[2] AHMDM. R-5454.

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