Pero los enfrentamientos entre el Casino Republicano y la alcaldía surgirán muy pronto y el motivo fundamental será la hora de cierre del local, ya instalado en la calle Arriba. Así, y con fecha 1 de febrero de 1904, el Ayuntamiento, muy preocupado por la tranquilidad de los vecinos, amenaza con multar a centro republicano si continúan los “escándalos que a altas horas de la noche vienen produciéndose”. Y las amenazas se cumplirán muy pronto, pues con fecha 16 de febrero [1] se inicia un expediente contra el casino al que se le impone una multa de cinco pesetas por tener, en la noche anterior, “sus puertas abiertas y (haber) concurrencia en al local después de las doce de la noche”. En esta ocasión el Casino, con su presidente Antonio Rodríguez-Carretero Navas a la cabeza, pagó la multa religiosamente, pero el acoso continuará y entonces no se quedarán con los brazos cruzados.
Dos meses después Casino y Ayuntamiento estarán a la greña otra vez y con fecha 7 de abril se impone una multa, esta vez de diez pesetas por el mismo motivo. En esta ocasión, el presidente presenta un recurso ante el Gobierno Civil de la provincia y alega, entre otras cosas, que el artículo 43 del reglamento de su sociedad, aprobado por el mismo Gobierno Civil, “autoriza a tener abiertas las puertas del local social durante la noche y siempre que dentro del mismo se encuentren, al menos, seis socios... Pues no habiendo ley que impida a los ciudadanos, ya individual ya colectivamente a permanecer unidos durante las horas de la noche, ni mucho menos a cerrar las puertas de su domicilio, privado o social a determinadas horas y al obligarle a hacer se infringen los artículos constitucionales que otorgan la facultad o derecho de reunión pacíficamente y de asociarse para todos los fines de la vida humana sin que exista limitación ni en la ley que regula el ejercicio del derecho de asociación ni en ninguna otra, precepto que faculte a
De nada le valdrían tanta retórica jurídica y junto al correspondiente recurso, el alcalde adjuntará un minucioso y largo informe. Como podemos imaginar la pugna política entre conservadores y republicanos se disfrazaba con motivos relacionados con la tranquilidad de la noche menciana. En el primer punto del informe el alcalde precisa que a altas horas de la noche se venían cometiendo en el local del Casino Republicano de la calle Arriba “frecuentes alborotos con cantos, música y baile que impedían o perturbaban el reposo y descanso necesario de los vecinos”. Alude más tarde a la multa impuesta con anterioridad y que fue pagada sin rechistar y rebate jurídicamente la argumentación presentada por el presidente del Casino Republicano señalando que “el derecho de reunión y asociación tiene muchos y naturales limitaciones en las leyes que sería prolijo e improcedente enumerar, bastará decir que en principio, y como todo derecho tiene su límite en el derecho de los demás, viniendo por esto a ser los derechos y deberes correlativos, cosa que desgraciadamente olvidan con lamentable frecuencia estos que se llaman apóstoles de las libertades y regeneradores futuros de la sociedad”.
La dedicatoria final es bastante elocuente de por dónde iban realmente los tiros. Además, prosigue, ¿por qué se pagó antes la multa por el mismo motivo y callaron y ahora presentan el recurso? “¿Es que la legalidad sobre esto se ha modificado desde el día a 19 de febrero último al 14 del actual?”. La respuesta del Gobierno Civil es la esperada y con fecha 20 de junio de 1904 llega la comunicación donde se desestima el recurso. Al final, las diez pesetas de multa se pagaron una semana después.
Orgías, borracheras, bailes y cantos en la calle Arriba
Pero no sería la última de aquel año e incluso antes de que se abonara la multa anterior otra vez estaba el Ayuntamiento a la carga y con fecha 4 de junio se impone una nueva multa,[2] esta vez de 15 pesetas, al Casino Republicano por las mismas razones que antes. Otra vez también es recurrida la sanción ante el Gobierno Civil aduciendo las mismas razones que antes y en todo caso se matiza que el ruido que se produce en el local “sería el producido por las conversaciones de los concurrentes”. Y otra vez el alcalde adjunta un nuevo informe al recurso, pero en esta ocasión es más duro con los hechos que se producen por la noche en el casino, según el alcalde, y se cree en la obligación de llamar la atención del gobernador civil sobre “la falta de respeto que demuestra el Casino Republicano a la autoridad que represento... desobedeciendo y menospreciando frecuentemente las órdenes que se les comunican...” Eran duros de roer los socios del Casino de la calle Arriba pues, continúa el informe del alcalde, se pasan “la mayor parte de las noches –ya no es sólo las noches de los sábados- con el local abierto en orgías, borracheras, bailes y cantos que son bastante escándalo para las buenas costumbres de la vecindad...” Esta vez el alcalde no se anduvo con chiquitas. El local del Casino era un auténtico antro de perversión y aquello, ¡faltaría más!, no podía continuar así. El gobierno civil, como se esperaba, tampoco admitió el recurso esta vez y las quince pesetas se abonaron con fecha 30 de agosto en pagos al Estado.
Antes el Ayuntamiento había accedido a que se levantara la prohibición de tener las puertas del casino cerradas después de las 12 de la noche, según consta en el acta capitular del 8 de agosto de 1904, y poco después y con fecha 17 de octubre de ese mismo año el presidente de los republicanos de Doña Mencía presenta una petición “pidiendo se amplíe el local que existe para dar sepultura a los que mueren fuera de la religión católica”. La respuesta del Ayuntamiento es bastante indicadora de las diferencias entre unos y otros y por unanimidad se desestima la petición teniendo en cuenta que “por fortuna todavía son pocos los vecinos que mueren fuera de
Los republicanos y los conservadores siguen a la greña
En el número anterior se hacía alusión a los constantes enfrentamientos entre republicanos y conservadores por los desórdenes, según la alcaldía de Doña Mencía, que continuamente se estaban produciendo en la calle Arriba, sede del Casino Republicano. Pero, ¿qué sabemos de la historia del casino y de los republicanos en los años posteriores? Muy poco, pero la presencia de un grupo de mencianos de claras convicciones republicanas –Cejudo, Güeto, etc.-, y muy activo desde el punto de vista político, marcará la historia política de Doña Mencía en el primer tercio de siglo y, en ocasiones, los enfrentamientos con los conservadores y la alcaldía del mismo signo político saldrán a la luz en la prensa de la capital. [3]
Así, y, como ya anotamos en el primer artículo relacionado con los asesinatos de Genaro (véase El Bermejino, julio, 1993, págs 6 y 7), en septiembre de 1905 y con motivo de las elecciones generales de ese año, se producen graves enfrentamientos entre los partidarios del Marqués de Cabra y los de Sánchez-Guerra y el escenario de la discordia es otra vez la sede del Casino Republicano de la calle de Arriba.
Según la crónica que aparece en “El defensor de Córdoba” con fecha 13 de septiembre de 1905, el marqués de Cabra, o sus amigos, con el “propósito de perturbar la elección” había nombrado 18 de sus interventores (sic) en un colegio electoral para provocar a los de su contrincante, que actuó, según el periódico, con una “moderación hasta exagerada”.
Más tarde, "un propio montado a caballo y a todo galope se presentó en la puerta del Casino Republicano diciendo que el marqués de Cabra había ganado por más de 200 votos, lo cual produjo en los balcones, en el interior y en la puerta del referido casino, nutridas e insistentes vivas a dicho señor marqués, mezcladas con voces de ¡Viva
Como vemos las disputas políticas de aquella época no eran sólo dialécticas. Al parecer, la agresión fue repelida por el Alcalde, la policía “y con el auxilio después de
[1] Expediente instruido sobre imposición de multa de diez pesetas a la sociedad Casino Republicano por el Sor. Alcalde D. Ángel Vergara Vargas. Año de 1904. R.5451
[2] Expediente instruido sobre imposición de multa de quince pesetas a la sociedad Casino Republicano por el Sor. Alcalde D. Ángel Vergara Vargas. Año de 1904. R.5452
[3] Por error se omitieron en el número anterior las referencias de los documentos que se citaban. La información ha sido obtenida de las Actas Capitulares de 1904 del Archivo Histórico Municipal de Doña Mencía (AHMDM) y de varios expedientes referidos a las Sociedades de Doña Mencía: Casino Republicano (1903-1905), R.5449; expediente instruido sobre imposición de multa de diez pesetas a las sociedad Casino Republicano por el Sr. Alcalde D. Angel Vergara Vargas, año de 1904, R.5451 y otro expediente instruido sobre imposición de multa de quince pesetas a las sociedad Casino Republicano por el Sr. Alcalde D. Angel Vergara Vargas, año de 1904, R.5452.
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