Mostrando entradas con la etiqueta Genaro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Genaro. Mostrar todas las entradas

domingo, 22 de noviembre de 2009

La Exposición de las IX Jornadas de Historia Local (03)

03 Historia de CUATRO ASESINATOS, verano de 1906


Alrededor de la una de la tarde de un caluroso domingo 15 de julio de 1906 José Genaro Jiménez Cantero se dirigió a la casa número 25 de la calle Nueva y, tras amenazar a algunos vecinos, subió las escaleras y de un disparo a bocajarro asesinó a Manuel Ruiz Cantero, de 70 años de edad, tío de Adela Muñoz, amante de Genaro, quien no podía admitir ser abandonado por la mujer que consideraba sólo suya.

El asesino se presentó de nuevo el jueves 19 de julio por la noche en la “casa de la muerte” para rematar su venganza. Dispararía por tres veces contra Francisca Ruiz, hija de Manuel, la víctima del domingo, causándole la muerte y al oído de los disparos acudiría su madre, Martina, que también fue abatida por el criminal. Más tarde quemaría viva a María de los Santos Montes- hemipléjica de 80 años de edad- que estaba acostada en un rincón junto a la cocina. Tras un tiroteo que duró hasta el amanecer, y gracias a la ayuda de la Guardia Civil de Cabra, sería reducido Genaro al que encontraron acostado en una habitación junto a la cocina.
Ningún hecho de la historia de nuestro pueblo –salvo el incendio de la Iglesia Dominicana en septiembre de 1932- tendría tanta repercusión en la prensa, tanto provincial como nacional.

jueves, 28 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (IX)

“Viva nuestro amado rey Alfonso XIII”, gritó Genaro al conocer la noticia de su indulto

(Dibujo: Carmelo Lópz de Arce).

EL defensor de Córdoba, 25 de junio de 1908, portada.

Como comentamos en la entrada anterior, a las 1,40 del 23 de junio llega a Córdoba la noticia oficial del indulto transmitida por el Ministro de Gracia y Justicia al presidente de la Audiencia y poco después, éste, acompañado del “gobernador civil, del presidente de la Diputación y de los magistrados que componían la sala sentenciadora junto a los periodistas Montis Romero y el director de “El defensor de Córdoba” se dirigieron a la cárcel para comunicar a Genaro la noticia feliz del indulto, quien al recibirla dijo: “Viva nuestro amado rey Alfonso XIII” y se abrazo emocionado a cuantos estaban presentes”.

El diario de Córdoba, 24 de junio de 1908, pág. 2

Seguidamente, a las cuatro de la madrugada se celebraría en la cárcel una solemne misa que “se oyó en sepulcral silencio, destacando claramente las exhortaciones de fr. Diego y la voz de Genaro Jiménez Cantero repitiendo las protestas de arrepentimiento y amor a Dios. Fue un acto altamente conmovedor”. Y continúa “El defensor de Córdoba” en su edición del 23 de junio, que “terminada la misa, el padre fr. Diego rezó una salve a la Virgen Santísima en acción de gracias por haberse conseguido el indulto y al finalizar, los presos, como movidos por u resorte, dieron millares de frenéticos vivas al rey. La escena fue –sigue la crónica de “El defensor de Córdoba”- de las que arrancan lágrimas. El compañero de cadena de Genaro solicitó verlo y, concedido el permiso, el preso le abrazó y rompió en abundante llanto de alegría. Las mujeres, al enterarse del indulto, dieron muchos vivas. En el patio de la cárcel, los presos se hartaron de vitorear a los reyes y todo el día ha perdurado en aquella casa de tristeza una grata nota de alegría” (sic).


El diario de Córdoba, 25 de junio de 1908, pág. 2

La prensa local también publicó la carta que Genaro dirigió a su tío el 19 de junio de 1908, cuando su ejecución era inminente:

Queridísimo tío: valor para recibir la triste noticia que voy a comunicarte. Llegó la hora fatal para mí. Si quieres darme un último abrazo ponte enseguida en camino: vas a Cabra y que se venga contigo mi pobre madre y mi hermanito Domingo.

Te ruego hagas lo que te digo y te lo agradeceré en el alma. Muchos abrazos a tus hijos y tú recibe el cariño del desgraciado sobrino. Genaro”.

martes, 26 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (VIII)

El nacimiento del Infante Jaime de Borbón libra a Genaro de ser ejecutado a garrote vil


EL defensor de Córdoba, lunes 22 de junio de 1908, portada.

La ejecución estaba prevista para las 8,30 horas del martes 23 de junio de 1908 y Genaro, como era preceptivo, estaba en capilla –allí debía permanecer 18 horas según la ley- desde las dos de la tarde del día anterior. Antes se había despedido de unos paisanos suyos que también estaban encarcelados –en el actual Alcázar de los Reyes Cristianos- y el Obispo de Córdoba había ordenado que fuese los RR.PP capuchinos los que atendieran al reo en sus últimos momentos. Había pocas esperanzas de conseguir el indulto para el condenado y desde la capital cordobesa se había hecho todo lo posible para que el Rey accediese a ello.

Diario de Córdoba, 22 de junio, portada

Pero Genaro era un hombre con suerte. Ni la bala que se disparó a la cabeza en la noche del 19 de julio de 1906 acabó con su vida, aunque lo dejó casi ciego, ni tampoco sería ajusticiado a comienzos del verano de 1908.

Diario de Córdoba, 23 de junio, pág. 3

Durante la noche del 22 de junio, la reina Victoria daría a luz su segundo hijo y ante tan feliz acontecimiento el rey concederá el indulto. El futuro Jaime de Borbón nació a las 1,15 horas de la madrugada y poco después, a eso de las 1,40 horas, llegaba a Córdoba el telegrama enviado por el Ministerio de Gracia y Justicia comunicando al presidente de la Audiencia el indulto de Genaro.

El defensor de Córdoba, 23 de junio de 1908, portada.

Todo estaba preparado para la ejecución de Genaro en la mañana del martes 23 de junio de 1908 y de nuevo su nombre aparecía en la prensa cordobesa, que reconocía su obligación de ocuparse de un suceso tan triste. Faltaba un mes para que se cumplieran dos años de los sucesos tan terribles ocurridos en nuestro pueblo y Genaro veía cómo se acercaba su final, pero él era un hombre con estrella y también se libraría de la muerte por el momento.

Diario de Córdoba, 23 de junio. Última hora.

En la semana anterior las fuerzas vivas de la capital cordobesa –obispo, gobernador civil, presidente de la Diputación provincial y alcalde de la ciudad- habían enviado diversos telegramas a las autoridades del Estado con objeto de conseguir el indulto de nuestro paisano pero las respuestas habían sido negativas. Incluso en un almuerzo popular celebrado en el Teatro Circo en honor del afamado pintor Julio Romero de Torres se acordó enviar otro telegrama a Madrid en apoyo del indulto y, en este caso, el diputado por Cabra, José Sánchez Guerra, a la sazón ministro del gobierno de Maura, contestaría en sentido negativo.

El verdugo, José Quintana Caballero, que ya había ejecutado a José Cintabelde, había llegado a Córdoba en la noche anterior en el “mixto” procedente de Sevilla y, como medida de seguridad, una compañía del regimiento de Infantería de la reina se dirigiría a la cárcel antes de la ejecución. Además, las autoridades habían comunicado la noticia a los dueños del Teatro Circo, Cintematógrafo y Circo por sí tenían a bien suspender la función de la noche del 22 de junio.

Os adjuntamos recortes de los diarios cordobeses “Diario de Córdoba”, “El defensor de Córdoba” y la edición del 24 de junio de la revista “La Bomba”. De todos ellos el que le dedicaría más espacio a la noticia es, sin duda, “El defensor de Córdoba”. Así, en su edición de martes 22 de junio de 1908 le dedicará cuatro de sus cinco columnas de su portada -la otra estaba ocupada por el crimen de Dos Torres- y en la del siguiente, día en la que se comunicaba el indulto, el tratamiento es parecido.

domingo, 24 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (VII)

El defensor de Córdoba, 17 de julio de 1907, portada.

Genaro es condenado a garrote vil

“Fallamos que debemos condenar y condenamos a José Genaro Jiménez cantero, como autor de cuatro delitos de asesinato y de uno de arma de fuego contra persona determinada, por cada uno de los cuatro primeros delitos a la pena de muerte, que se ejecutará en la forma que determina la ley… Córdoba a diez y ocho de julio de 1907”.


El defensor de Córdoba, 17 de julio de 1907, pág. 2.

Así terminaba la sentencia en la que se condenaba a muerte a nuestro paisano Genaro. De nada le valió la defensa que hizo su abogado en la sesión celebrada el día anterior, miércoles 17 de julio de 1907. Incluso llegaría a afirmar en la vista que Genaro no padecía de embriaguez alcohólica sino amorosa. Éste permaneció callado durante toda la sesión y no quiso intervenir tras la exposición de los letrados. A las ocho de la tarde se retiró el jurado a deliberar y a las 22,45 horas de ese día se reanudó la sesión para dar lectura al veredicto.

El defensor de Córdoba, 18 de julio de 1907, pág. 2.

Ni el tribunal ni el jurado se conmovieron por las argumentaciones de la defensa. Al jurado se le plantearon 58 preguntas y en la mayor parte de ellas se daba la razón a las propuestas del fiscal considerando al procesado culpable de los cuatro asesinatos de que se le acusaba y uno de disparo de arma de fuego.

El diario de Córdoba, 18 de julio de 1907, portada.

Nota: mi agradecimiento al exfiscal José Paniagua Gil que me proporcionó el texto íntegro de la sentencia.

El diario de Córdoba, 18 de julio de 1907, pág. 2

El diario de Córdoba, 19 de julio de 1907, pág. 2.

domingo, 17 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (VI)

(Ilustración: Carmelo López de Arce)

Genaro bebía algunas veces y los hermanos de Adela se burlaban de él”, declararía Antonio Jiménez, hermano de Genaro, en la segunda sesión del juicio.

Esta segunda sesión estuvo dedicada a las declaraciones de los testigos y, según se apuntaba en “El Imparcial” en su edición del 16 de julio de 1907, “la sala donde se celebran los debates fue ocupada desde primera hora por una concurrencia muy numerosa. Entre los testigos propuestos por el fiscal estaba Adela Muñoz “amante del procesado”, fallecida a los pocos días de los asesinatos “por la impresión que recibió”, según el reportaje firmado de nuevo por el Licenciado Lamparilla en “El defensor de Córdoba”, que otra vez da la noticia en su portada del 16 de julio. Entre los testigos de la defensa estaban el hermano de Genaro y la madre de ambos, que acogiéndose a la ley se retiró del estrado sin hacer ninguna declaración “notándose en su rostro una emoción intensa”. No se presentó D. José Delgado Monroy, cura párroco de Doña Mencía, propuesto por la defensa o la defensa renunció al mismo, como apunta “El diario de Córdoba” en las páginas interiores de su edición del miércoles 17 de julio de 1907.

El defensor de Córdoba: 16 de julio de 1907.

En la reforma de conclusiones, el fiscal considera que en la primera muerte hubo alevosía y premeditación; en la de María de los Santos, alevosía, ser la morada de la víctima, nocturnidad e incendio; en la de Martina, la mismas menos la de incendio y respecto a la de Francisca la de alevosía, nocturnidad y desprecio del sexo.


El diario de Córdoba, 17 de julio de 1907

Para la defensa, José Genaro Jiménez Cantero estaba completamente loco al realizar los hechos y, por tanto, debía estimarse en su favor esta circunstancia, además de la casi imbecilidad, embriaguez, arrebato y obcecación.

sábado, 16 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (V)


La primera sesión del juicio de Genaro en la prensa

El lunes 15 de julio de 1907 comenzó en la sección segunda de la Audiencia de Córdoba el juicio con jurado contra José Genaro Jiménez Cantero, natural y vecino de Doña Mencía. Había pasado un año y un día desde el primer asesinato cometido por Genaro y que tan tremenda conmoción produjo en el pueblo. El proceso despertó una gran expectación, como correspondía a una causa en la que se iba a juzgar a un hombre que había causado cuatro muertes, y la prensa no iba a dejar pasar la ocasión de poder incrementar la cifra de lectores. Allí estaban tanto los reporteros de la ciudad –“El Diario de Córdoba” y “El defensor de Córdoba” – como los de “El noticiero de Sevilla” y los de la capital de España “El Imparcial”, “El Liberal” “El Heraldo” y el “ABC”.

El defensor de Córdoba” dedicaba dos columnas completas de su portada del 12 de julio de 1907, viernes, para contar con todo detalle lo sucedido el verano anterior en Doña Mencía y en la página dos también se le dedicaban casi dos columnas completas a la calificación de fiscal y a la defensa del procesado.

La primera sesión estuvo dedicada a la declaración del procesado, al informe de los peritos y a la lectura de la prueba documental. Genaro vestía un traje negro con un sombrero ancho del mismo color y según las impresiones de los periodistas –según recogía “El Imparcial” en su edición del día siguiente- parecía tranquilo, “causando sus primeras palabras una gran expectación en el público”. La declaración exculpatoria de Genaro, como se puede leer en la edición, firmada por el licenciado Lamparilla, de “El defensor de Córdoba” del lunes 15 de julio, que otra vez le dedica un amplio espacio a la noticia con dos columnas en su portada y en su página dos, no le serviría de mucho ya que todas las evidencias apuntaban en su contra y no sabemos si estaba convencido de que sus palabras podrían salvarle del garrote vil.

El otro periódico de la capital, “El diario de Córdoba”, aunque en la edición del martes, 16 de julio de 1907, alude a un anuncio que, en realidad, no fue publicado en la edición del día anterior, le dedica también un amplio espacio en páginas interiores narrando con detalle lo ocurrido en la primera sesión del juicio.

Los textos de prensa de la época han sido extraídos en esta dirección del Ministerio de Cultura (Prensa histórica).

domingo, 3 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (IV)

Los crímenes de Genaro en la prensa

Lo ocurrido en Doña Mencía en aquel verano de 1906 saltó a las páginas de los periódicos de tirada nacional, sobre todo el ABC, El Imparcial y también “El Heraldo de Madrid”. La información más detallada, como habéis podido comprobar en las entradas anteriores, la ofreció el diario conservador cordobés “El defensor de Córdoba”, gracias “al activo y diligente corresponsal” Frasquito Priego. En el ABC de Madrid del 21 de julio de 1906 aparece una crónica llena de errores sobre los crímenes de la calle Nueva de Doña Mencía y en la del día siguiente, en la que se califica a Genaro de “carne de presidio y ser abyecto”, además de ofrecer una versión más cercana a lo ocurrido realmente, ofrece una fotografía, que podéis ver en una de las entradas anteriores y en la que se ve el cadáver de Martina Muñoz Rabadán sobre el suelo empedrado de la casa, custodiada por dos guardias civiles y rodeada de gente. En el pie de foto figura P. Moreno, por lo que su autor pudo ser Pedro Moreno, don Pedro Membrillo, como se le llamaba en el pueblo y cuya curiosidad intelectual era conocida en Doña Mencía. De los periódicos madrileños de la época sería “El Imparcial” el que publicaría una información más detallada sobre los crímenes de Doña Mencía. Adjuntamos una columna publicada en este periódico, con fecha del 25 de julio de 1906, en la que se hace una breve entrevista a Genaro desde la cárcel de Cabra.

sábado, 2 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (III)


Una vez reducido por la fuerzas de orden público, Genaro, nos cuenta Frasquito Priego en su crónica para “El defensor de Córdoba”, permaneció durante todo el viernes, 20 de julio de 1906, acostado en la cama. Desde allí pudo escuchar los gritos que le dirigían los vecinos y lamentó no haber podido llevarse por delante también a “La Rabicha”, otra vecina de la casa, quien junto a Juana Campos, al parecer le cantaban coplillas como ésta: Ya está el pájaro verde / puesto en la esquina / esperando que salga / la golondrina. Y según me contaba Cecilia Córdoba en 1993 continuaba así: Yo no soy golondrina / que soy veleta / que al salir a la esquina / me doy la vuelta.

A las siete de la tarde, Genaro sería conducido a la estación del ferrocarril. Iba, nos dice Frasquito Priego, escoltado por seis parejas de la guardia civil y “tendido en una escalera con una colchoneta, por carecer de camilla”.

Durante mucho tiempo se seguiría hablando en Doña Mencía de Genaro y de sus horrendos crímenes y todavía cuando se ve venir alguna desgracia es corriente decir: “Ese va a hacer una de Genaro”. Y pocos mencianos se atreverán a poner el mismo nombre del asesino a uno de sus hijos. El último Genaro que conocí, me contaba Antonio Morejón, estaba de manijero en un cortijo y la gente de guasa apuntaba: “El cortijo se llama Matasanos, el amo Caraescopeta y el manijero Genaro”.

jueves, 31 de enero de 2008

Los crímes de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (II)


Sin dar tiempo siquiera para poder asimilar los efectos producidos por el primer crimen cometido el pasado domingo (15 de julio de 1906) y mientras algunos vecinos se hallaban en la casa dando el pésame a la mujer hija de la víctima, el asesino se presentó de nuevo ayer (jueves 19 de julio) por la noche en la “casa de la muerte” –como se le conoce ahora en Doña Mencía- para rematar su venganza. Dispararía por tres veces contra Francisca Ruiz, hija de Manuel, la víctima del domingo, causándole la muerte y al oído de los disparos acudiría su madre, Martina, que también fue abatida por el criminal. Más tarde quemaría viva a María de los Santos Montes- hemipléjica de 80 años de edad- que estaba acostada en un rincón junto a la cocina. Tras un tiroteo que duró hasta el amanecer, y gracias a la ayuda de la Guardia Civil de Cabra, sería reducido Genaro al que encontraron acostado en una habitación junto a la cocina. Se había pegado un tiro en la cabeza que no acabó con su vida. Este es el resumen de lo que lo aparecido en la prensa cordobesa (El defensor de Córdoba) y nacional (ABC, El Imparcial) sobre lo sucedido en Doña Mencía en aquel mes de julio fatídico.

“No puede darse idea ni aproximadamente del estado de ánimo en que se encuentra el vecindario desde que ocurrieron tan horrendos crímenes: las mujeres no se atreven a salir a la calle, en todas partes no se habla de otra cosa y, en general, llueven de todas las bocas maldiciones y toda clase de calificativos para el feroz criminal que ha echado tan tremendo borrón sobre este pueblo”. Así describía el ambiente que se respiraba en el pueblo, en su crónica publicada el sábado 21 de julio de 1906 en “El defensor de Córdoba”, el muy diligente y activo corresponsal menciano Francisco Priego Jiménez al referirse a los hechos ocurridos en la noche del jueves 19 de julio de 1906.

Nadie podría imaginarse que Genaro se atrevería a volver al pueblo después de lo sucedido el domingo. La noticia de que el criminal había vuelto y de que se encontraba todavía en la casa de la calle Nueva se extendió por el pueblo con inusitada rapidez y aquella se convertiría en una de las noche más largas en la historia de Doña Mencía. Acudieron el alcalde, Francisco Barea, acompañado del juez municipal, Juan Vergara Vargas, y del primer teniente alcalde Rafael de Sotomayor Vargas. También se personaron allí los guardias nocturnos José Polo Moreno, José Buitrago Gómez y los guardas de campo Manuel Muñoz Gan y Bonoso Jiménez Navas, además del guardia civil del puesto Francisco Pérez Corpas, ya que el resto de los números estaba intentando detener al bandido “El flaco”. A eso de las de las seis y media de la mañana, “después de hacer un sinnúmero de disparos”, lograron entrar en la casa y reducir al criminal hallando en ella “el cuadro más horrendo que pueda imaginarse”. En el portal de la entrada se encontraba el cadáver de Martina Muñoz Rabadán (ver la foto publicada en ABC) y a pocos de ésta y a la entrada de la cocina en la parte izquierda se encontraba el de su hija Francisca Muñoz Moreno. En la misma cocina y en un rincón de la derecha se hallaba el cadáver de María de los Santos Montes metida en la cama la cual estaba ardiendo todavía”.


El criminal, que había intentado suicidarse, estaba acostado en una habitación que comunicaba con la cocina. “Su aspecto no era el de una persona, pues tenía la cara y ropas llenas de sangre y los ojos inflamados”. Había intentando, sin éxito, suicidarse. No hubo que lamentar víctimas entre los que asediaron a Genaro, a pesar de que el ala del sombrero del guardia municipal Bonoso Jiménez Navas –que sería fusilado a comienzos de la guerra civil de 1936- estaba atravesada por un balazo. Solamente el guardia civil del puesto de Doña Mencía presentaba un rasguño en la frente por habérsele reventado un disparo y por la misma razón estaba también herido en la rodilla el guardia civil de Cabra Jerónimo Muñoz Chacón.

En la próxima entrada hablaremos de cómo fue la salida de Genaro de la casa de la calle Nueva y su traslado, escoltado por seis parejas de la Guardia Civil, hasta la estación de ferrocarril del pueblo en medio del gentío que lo increpaba.

NOTA: Los crímenes de Genaro en “El Defensor de Córdoba”. Adjuntamos las páginas de “El defensor de Córdoba” con las crónicas de Francisco Priego Jiménez sobre los crímenes de Genaro publicadas durante los días 17 y 20 de julio de 1906. Esta información está disponible en este enlace sobre Prensa Histórica del Ministerio de Cultura.


sábado, 24 de noviembre de 2007

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (I)

Alrededor de la una de la tarde de un caluroso domingo 15 de julio de 1906 –la temperatura máxima había alcanzado en Córdoba los 44 grados- José Genaro Jiménez Cantero se dirigió a la casa número 25 de la calle Nueva (en la actualidad el número 4 de la calle Baena) y, tras amenazar a algunos vecinos, subió las escaleras y de un disparo a bocajarro asesinó a Manuel Ruiz Cantero, de 70 años de edad, tío de Adela Muñoz, amante de Genaro, quien no podía admitir ser abandonado por la mujer que consideraba sólo suya. Pero no todo quedó ahí, pues pocos días después, Genaro volvería al mismo domicilio y en esta ocasión la muerte volvería a rondar de nuevo.

Sirva esta serie de crónicas sobre Genaro y las muertes que causó como un pequeño homenaje a las numerosas mujeres que, más de un siglo después, siguen sufriendo la terrible violencia de los hombres.

Esta serie de artículos comenzaron a publicarse en El Bermejino en el mes de julio de 1993 y a comienzos de ese año, en el mes de enero, se produjo un hecho terrible en Doña Mencía cuando Josefa López, acompañada de su hija, fue herida gravemente por su marido- quien moriría más tarde tras suicidarse en su casa-. Afortunadamente Josefa pudo sobrevivir.

El vecindario de este pueblo se encuentra hoy bajo el peso de la terrible indignación producida por uno de los hechos que más asemejan al hombre a las fieras. A la una de la tarde, ha sido cobardemente asesinado el anciano Manuel Ruiz Cantero de 70 años de edad, dentro de su mismo lecho, donde los años y el cansancio propio del que ha estado constantemente trabajando en las faenas agrícolas, le tenían casi recluido por completo”. Así comenzaba la crónica del activo corresponsal de “El defensor de Córdoba” en Doña Mencía D. Francisco Priego Jiménez, publicada el martes 17 de julio de 2006.

En el pueblo todos conocían a Genaro, el hijo de Pedro “El Loco” y le temían. Se llamaba José Genaro Jiménez Cantero, tenía 28 años de edad y era natural y vecino de Doña Mencía. Con anterioridad había sido condenado a una pena de 4 años, 2 meses y un día por un robo cometido en 1896 cuando tenía 18 años. No está clara la relación que mantenía con Adela, pero los continuos malos tratos que Genaro le infligía –“sólo por la satisfacción de hacer sufrir a un ser indefenso”, comenta el activo corresponsal menciano- provocaron que ella decidiera abandonarlo, yéndose a vivir con sus tíos Manuel y Martina, hermana de su padre, quienes, junto a otros vecinos, vivían en el número 25 de la calle Nueva.

Genaro había estado de viajá en la campiña, como la mayoría de los jornaleros de Doña Mencía, y el sábado 14 de julio se presentó una vez más en casa de los tíos de Adela para convencerla de que volviera de nuevo con él. Entre el tío de Adela y Genaro se cruzaron varios insultos e incluso el segundo llegó a amenazar al primero diciéndole que “allí tenía que haber sangre, según el testimonio de algunos vecinos”.

Tras la discusión, Genaro tomó la decisión definitiva. Fue a ver a su amigo Tapia, quien le prestaría los cincos duros con los que adquiriría en Cabra un revólver Smith -¿era tan fácil adquirir armas en aquella época?-, calibre 44, y una caja de 25 cápsulas. Al día siguiente, 15 de julio de 1906, a eso de la una de la tarde, Genaro irrumpió por sorpresa en las casas de los tíos de Adela, quien con otra vecina, Lorenza Cantero, se encontraba en el portal. Lorenza salió huyendo hacia su casa mientras Genaro intentaba cerrar la puerta lo que fue aprovechado por Adela para escapar. Una vecina de la misma casa, María Josefa Bonilla, salió de su habitación e increpó a Genaro para que de nuevo abriera la puerta y éste la sujetó por el cuello obligándola a entrar en su habitación. Lo mismo hizo con la dueña de la casa, María de los Santos Montes, quien recibiría como respuesta el primer disparo que no llegó a herirle, aunque cayó al suelo y a duras penas –tenía 80 años y era hemipléjica- se arrastró hasta su cuarto como había hecho María Josefa. Genaro conocía la casa y sabía dónde podía encontrar al tío de Adela, a quien buscaba para vengarse de la “afrenta” sufrida el día anterior. Se dirigió escaleras arriba y en una de las habitaciones estaba medio incorporado en su cama Manuel Ruiz, al que disparó un tiro a quemarropa en el pecho después de gritarle: “¡En busca de usted vengo yo”! Según el informe del forense la muerte le provino “cuatro o cinco minutos después de haber sufrido la lesión”. Sería la primera venganza de Genaro, que, desgraciadamente, no sería la última.

Una vez en la calle, llegaría a disparar a una de las vecinas que pedía socorro y todos quedaron sorprendidos por la sangre fría demostrada por Genaro que huyó “tranquilamente y amenazando con revólver en mano a cuantos hallaba a su paso”, según consta en el informe elaborado por el alcalde D. Francisco Barea dirigido al Ministerio de Gobernación. “Al criminal lo persigue la Guardia Civil no habiendo sido capturado hasta estos momentos”. Así termina la crónica de Francisco Priego, pero Genaro volvería esa misma semana a la casa número 25 de la calle Nueva de Doña Mencía.

Nota: Ilustración de Carmelo López de Arce Ballesteros

lunes, 17 de septiembre de 2007

Sucedió en Doña Mencía (1901- 1930) V

  • Finales de 1901: A finales de 1901 presenta su reglamento ante el gobierno civil de la provincia la sociedad “El Progreso Agrícola” de Doña Mencía que llegará a tener 450 socios.
  • Agosto de 1903: Nacimiento del “Casino Republicano” de Doña Mencía cuyo primer presidente fue Manuel Güeto Roldán.
  • 17 de octubre de 1904: El nuevo presidente del Casino Republicano, Antonio Rodríguez-Carretero, pide que se amplíe el local que existe para dar sepultura a los que mueren fuera de la religión católica.
  • 19 de abril de 1905: Muere en Madrid don Juan Valera.
  • 17 de diciembre de 1905: Se constituye la agrupación “Unión obrera” de Doña Mencía cuyo primer presidente fue Mariano Recio Priego.
  • 15 y 19 de julio de 1906: José Genaro Jiménez Cantero comete un cuádruple asesinato en la calle Baena. Ver más arriba la noticia publicada en El Imparcial el 25 de julio de 1906. Juzgado al año siguiente será condenado a muerte de la que se librará al ser indultado en 1908.
  • 12 de septiembre de 1907: Nace la sociedad menciana “El Fomento del Trabajo”, cuyo primer presidente fue Rafael Sotomayor Vargas.
  • 26 de enero de 1909: Renace el antiguo Casino Nuevo, que había sido constituido el 26 de febrero de 1885. Su presidente fue Ángel Vergara Vargas. A partir de 1909 se llamará Círculo de Labradores.
  • 3 de diciembre de 1909: El Comandante de la Guardia Civil denuncia a Vicente Muñoz Gan (Pichobigote) por apacentar 30 cabezas de ganado cabrío en los taludes de la carretera de Baena-Cabra y sitio que llaman por Arroyo del Judío.
  • 28 de marzo de 1910: Se acuerda adornar la plaza Mayor y el paseo de la Estación con 100 acacias.
  • 18 de febrero de 1911: Constitución de la agrupación “Juventud Obrera Republicana” cuyo primer presidente fue Acisclo Cejudo Gómez.
  • 22 de marzo de 1911: Nace la agrupación “Unión Benéfica de Obreros” de Doña Mencía
  • 7 de mayo de 1911: Manifestación republicana
  • 22 de abril de 1912: Nace la “Agrupación Socialista de Doña Mencía”
  • 14 de junio de 1913: Constitución del “Centro Obrero de Mutuo Auxilio” cuyo presidente fue Vicente Tapia Jiménez
  • Octubre-noviembre de 1918: El Centro Obrero de Oficios Varios se suma a la propuesta de huelga acordada en Castro del Río.
  • 10 de diciembre de 1918: El alcalde de Doña Mencía recibe una puñalada en medio de un clima de tensión social grave.
  • Finales de mayo de 1919: A pesar de los intentos mediadores del alcalde Miguel Lama Úbeda se declara la huelga en Doña Mencía.
  • Del 14 al 23 de noviembre de 1919: Nueva huelga en Doña Mencía. Los jornaleros piden en sus bases salariales que el jornal mínimo durante la recolección de la aceituna sea de 3,75 pesetas para los hombres. Los patronos aceptaron subir medio real.
  • 20 de noviembre de 1920: Se firman entre los patronos y obreros del pueblo las bases salariales que regirán durante la recolección de la aceituna: avareadores, 4 pesetas; cogedores 2 pesetas y molineros 4,25.
  • Del 4 al 7 de diciembre de 1921: Nueva huelga obrera. El 6 de diciembre el Alcalde acompañado del oficial de la Guardia Civil inspeccionan la sede del Centro Obrero.
  • 16 de julio de 1923: El Ayuntamiento acuerda la demolición del torreón adosado a lo que fue casa paneras del Pósito que hace esquina con la calle Torres por los desprendimientos de piedras que con frecuencia se producen de la parte alta...”
  • 25 de octubre de 1923: Otorgamiento de la escritura de compra de la casa de la calle Sánchez Guerra, 6 adquirida por el Ayuntamiento para casa cuartel de la Guardia Civil
  • 21 de abril de 1924: Es elegido como concejal corporativo Cecilio Polo Lama en representación del Centro Obrero de Oficios Varios.
  • 23 de noviembre de 1926: Un soltero de Zuheros y vecino actual de Baena que conducía un Ford CO-281 es multado porque en completo estado de embriaguez se hallaba dando grandes carreras por la calle Granada produciendo extraordinario ruido y la alarma consiguiente.
  • 11 de enero de 1929: A las dos de la tarde es multado el camión CO-2678, propiedad de D. Pablo Recio Cantero, con domicilio en la calle San José, 14 por haber entrado en la calle sin salida Santa María para hacer una carga de pellejos de vino, cuyo vehículo estaba conducido por su hijo Pablo Recio Guijarro.
  • 21 de enero de 1929: Sale a subasta la pavimentación de la Plaza Mayor.
  • 22 de junio de 1929: Se adjudica el remate para alumbrado público a favor de la sociedad Electra Industrial Española por la cantidad de 2800 pesetas y 1600 bujías diarias.