jueves, 28 de febrero de 2008

Los asesinatos de Genaro y la violencia de género en Doña Mencía (IX)

“Viva nuestro amado rey Alfonso XIII”, gritó Genaro al conocer la noticia de su indulto

(Dibujo: Carmelo Lópz de Arce).

EL defensor de Córdoba, 25 de junio de 1908, portada.

Como comentamos en la entrada anterior, a las 1,40 del 23 de junio llega a Córdoba la noticia oficial del indulto transmitida por el Ministro de Gracia y Justicia al presidente de la Audiencia y poco después, éste, acompañado del “gobernador civil, del presidente de la Diputación y de los magistrados que componían la sala sentenciadora junto a los periodistas Montis Romero y el director de “El defensor de Córdoba” se dirigieron a la cárcel para comunicar a Genaro la noticia feliz del indulto, quien al recibirla dijo: “Viva nuestro amado rey Alfonso XIII” y se abrazo emocionado a cuantos estaban presentes”.

El diario de Córdoba, 24 de junio de 1908, pág. 2

Seguidamente, a las cuatro de la madrugada se celebraría en la cárcel una solemne misa que “se oyó en sepulcral silencio, destacando claramente las exhortaciones de fr. Diego y la voz de Genaro Jiménez Cantero repitiendo las protestas de arrepentimiento y amor a Dios. Fue un acto altamente conmovedor”. Y continúa “El defensor de Córdoba” en su edición del 23 de junio, que “terminada la misa, el padre fr. Diego rezó una salve a la Virgen Santísima en acción de gracias por haberse conseguido el indulto y al finalizar, los presos, como movidos por u resorte, dieron millares de frenéticos vivas al rey. La escena fue –sigue la crónica de “El defensor de Córdoba”- de las que arrancan lágrimas. El compañero de cadena de Genaro solicitó verlo y, concedido el permiso, el preso le abrazó y rompió en abundante llanto de alegría. Las mujeres, al enterarse del indulto, dieron muchos vivas. En el patio de la cárcel, los presos se hartaron de vitorear a los reyes y todo el día ha perdurado en aquella casa de tristeza una grata nota de alegría” (sic).


El diario de Córdoba, 25 de junio de 1908, pág. 2

La prensa local también publicó la carta que Genaro dirigió a su tío el 19 de junio de 1908, cuando su ejecución era inminente:

Queridísimo tío: valor para recibir la triste noticia que voy a comunicarte. Llegó la hora fatal para mí. Si quieres darme un último abrazo ponte enseguida en camino: vas a Cabra y que se venga contigo mi pobre madre y mi hermanito Domingo.

Te ruego hagas lo que te digo y te lo agradeceré en el alma. Muchos abrazos a tus hijos y tú recibe el cariño del desgraciado sobrino. Genaro”.

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