miércoles, 4 de julio de 2007

La calle LLana

La calle Llana es quizá la calle más antigua de Doña Mencía y la de más sabor popular. Todavía conserva las casas solariegas de los Alcalá-Galiano y Valera, las dos familias nobiliarias más antiguas de Doña Mencía que se unirán en la personalidad del escritor Juan Valera. Es una calle recta y sin salida –que se cerraba con el Mesón propiedad del Convento de Dominicos- con fachadas blancas y zaguanes en la mayoría de sus casas y de verbenas en verano, pues aún se celebra en ella la más popular de todas en Doña Mencía, la de la Virgen de Agosto, con la tradicional rifa de roscos que tanto atrae a la chiquillería. Además, los vecinos la engalanan ese día con todo tipo de colgaduras y macetas, lo que le confiere una gran vistosidad a la misma.

Seguramente Don Juan Valera pasaría muchos años de su niñez en la casa que su familia tenía en esta calle, y cuando habla de la de los López de Mendoza en “Las ilusiones del Doctor Faustino” la sitúa “a la espalda del castillo, en un callejón sin salida”.

Es una calle ancha y perpendicular a la torre del Homenaje del castillo de Doña Mencía y desde ella se ofrece la vista más conocida de dicha torre, la mejor conservada, y en la que se puede contemplar todavía una hornacina que contiene una imagen de la virgen de La Cabeza Es visita obligada para todo aquel que se acerque a Doña Mencía y quiera conocer el casco viejo del pueblo. En la actualidad, los coches ocupan la calle y ha perdido parte de su arquitectura tradicional de paredes blancas por los nuevos alicatados y decoraciones de colores. Además, se perdió irremediablemente la fachada del antiguo mesón, que según el Catastro de Ensenada de mediados del siglo XVIII poseía importantes caballerizas, y Doña Mencía perdió aquí la oportunidad de conservar en buen estado una de las calles más emblemáticas de su historia.

En esta calle tenían su vivienda en el siglo XVIII miembros representativos de la nobleza y el clero menciano, como el religioso conventual D. Salvador Antonio Valera Roldán –con una bodega con capacidad de 600 arrobas- y su hermano hidalgo D. Diego Alfonso Valera Roldán, así como D. Juan José Roldán Galiano, hidalgo y alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición.

En la actualidad, se conserva todavía un escudo nobiliario con la cruz de Calatrava en la casa que fue propiedad del padre de don Juan Valera, así como en la portada de la casa contigua sobre un frontón partido se destaca otro escudo con la cruz de la orden de Calatrava que pertenecía a la familia del famoso marino y geógrafo D. Dionisio Alcalá Galiano.

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