sábado, 1 de septiembre de 2007

Las normas de una escuela de Doña Mencía en 1774

El Archivo Histórico Municipal de Doña Mencía encierra muchos secretos por descubrir. Esta es una de las perlas que se guardan en él: el reglamento de organización y funcionamiento, como se diría ahora, de la escuela de Doña Mencía de hace 233 años. Don Juan Ruiz Tamajón presenta, con fecha del 21 de abril de 1774, su solicitud para ser nombrado por el Cabildo maestro de Latinidad “con quantas condiciones tenga V S por conveniente imponerle y pues desde luego está pronto a cumplir”. Y así fue. Su solicitud fue admitida y estas son las condiciones que deben cumplir el nuevo maestro:

Doña Mencía, abril de 1774

  1. Que aya de ocupar en la explicación y estudio en todas estaciones seis oras al Dia, tres por la mañana y tres por la tarde, sin que dho tiempo pueda impensarse en otra cosa ni fin que en el del estudio.
  2. Que el día jueves por la mañana a de echar Latin a los estudiantes que an de sacar en la clase, y a presencia del preceptor y no a de aver mas asueto que el juebes por la tarde no aviendo dia de fiesta en la semana, aunque sea con pretexto de suplica ni empeño de cualesquiera persona sea la que fuese porque por este medio se evite el desarreglo que en esta parte se a advertido.
  3. Que a de dar los estudiantes el cuaderno que llaman de particulas de memoria para que por ello se impongan los discípulos vien en las oraciones.
  4. Que no a de llevar a cada estudiante más estipendio que el cinco rr al mes, ni con pretexto, ni otro motibo de adelantamiento particular, rrespecto a ser de su obligación el darlos a todos adelantados con proporcion a sus talentos.
  5. Que para reconocer los progresos que sus discípulos hagan se an de hacer examenes en los tiempos y ocaciones que el Ayuntamiento tubiere por conveniente y a presencia de las personas que para ello Diputaren y que para examinar el estado actual que tiene se a de hacer ahora un examen General.
  6. Que precisamente aya de tener la clase fuera de su casa sin comunicación alguna entre sus discipulos, y los de su familia. Que establecida la clase, aya de formar vandas para que la emulación de los estudiantes saque mayor fruto y que en los días savados por la tarde a de explicar un punto de Doctrina cristiana que han de llevar de memoria…

La verdad es que nos suenan muchas cosas. En el primer capítulo se habla de un tiempo lectivo, así se dice ahora, de seis horas, no todas en sesión de mañana, como ahora, sino distribuidas en mañana y tarde. ¿Han mejorado las cosas? En el segundo apartado se expresa que se librará sólo la tarde del jueves y no más, aunque sea con pretexto de súplica ni empeño de nadie, pues hay que evitar los desarreglos que ha habido hasta ahora. En otro apartado se dice que no debe haber ningún tipo de adentamiento particular pues el maestro debe tratar a todos por igual con proporción a sus talentos. Ya sabían lo que era la atención a la diversidad. Y por supuesto no faltan las pruebas de evaluación, o de diagnóstico, pues se debe hacer a todos un examen general para examinar el estado de cada uno de ellos. Y también se estimula el trabajo en equipo –bandas- con objeto de sacar el mayor fruto. Y tampoco falta la religión a la que debe dedicarse la sesión de los sábados por la tarde. Juzguen ustedes.

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