sábado, 26 de enero de 2008

La plaza de Andalucía

Es la plaza del pueblo, la primitiva plaza del Pradillo. La de los juegos en las noches del verano y la de los paseos, en donde hasta no hace mucho tiempo, se realizaban por la zona asignada a cada grupo social, pues allí también, en la zona más pública del pueblo, se expresaban las diferencias sociales.

Ahora es la plaza de todos, aunque la expansión del pueblo le ha quitado un cierto protagonismo, pero todavía sigue siendo el lugar de encuentro de la gente del pueblo y de los que vienen en Semana Santa a su tierra. En estos días, tan señalados para Doña Mencía, todo el pueblo, y es que nunca hay más gente en la calle, espera agolpado la aparición de las imágenes religiosas por la esquina que da al Ayuntamiento, tras sortear las estrecheces y los recovecos de las calles históricas del pueblo.

Y desde el balcón del Ayuntamiento, según refiere Valera, el pregonero leía en voz alta la sentencia que condenaba a Jesús “...a muerte afrentosa en una cruz y entre dos ladrones por enemigo del César y por otros muchos delitos”. Y respondiéndole el predicador “! Calla, falso pregonero! , ¡calla, viperina lengua y oye la voz del ángel, que dice! :...” Enseguida en el balcón de la casa de enfrente aparece “el niño de seis o siete años, más bonito, más inteligente y de más dulce voz que en el lugar hay; y primorosamente vestido de ángel... diciendo: esta es la sentencia que manda hacer el eterno Padre...”

Pero la plaza también ha sido escenario de conflictos, de discursos políticos y de huelgas en el pasado, en épocas de crisis, y, también, en ella se han ejecutado algunos condenados a muerte como ocurrió a principios del siglo pasado (1807) con Francisco Posadas de Mesa por haber matado “alevosamente” a su mujer.

Ya no quedan las posadas que había a su alrededor ni el pilar a donde iba la gente del pueblo a por agua. Y antes, también, el baile de la feria se celebraba allí, alrededor del kiosco de la música que se montaba encima de la fuente. Ahora, se ha convertido en una plaza como de la de muchos pueblos de Andalucía, sin los puestos de pipas y golosinas que antes había, y las antiguas casonas han sido sustituidas por pisos poco originales. Ya desapareció, desgraciadamente, la cafetería Capri, con su salón de cine incluido –¿cuántas películas hemos visto sentados en aquella larga y estrecha sala de Capri Cinema?-, diseñada por el gran arquitecto cordobés Víctor Escribano Ucelay e inaugurada a finales de los años cincuenta provocando la admiración de los que se acercaron a ver aquel nuevo bar de aires modernistas atendido por señoritas.

En una de las esquinas de la plaza, junto a la Cañá las Perchas, estaba el bar por antonomasia del pueblo y el salón de baile, de los que nos hablaban nuestros abuelos, y hasta ella llegaban los autobuses de línea en el pasado. Todavía aquí aunque ya cada vez menos, y antes también en la Plazuela de la Cruz, los hombres del pueblo se reúnen por la mañana en los días de lluvia y al atardecer para comentar los problemas del campo y de su tierra

Allí también estaba la cárcel municipal, incluso antes de que se trasladaran hasta ella las Casas Capitulares en 1723 desde el Pósito. En la actualidad, el edificio del Ayuntamiento es de finales de la década de los años 60 y en su interior se pueden ver algunas obras del artista local Antonio Bujalance y un retrato de don Juan Valera y otro del Obispo Cubero.


NOTA: Nuestro agradecimiento a todas las personas autoras de las fotos que os adjuntamos. Hay más fotos de nuestra plaza y esta es sólo una pequeña muestra, aunque están las más conocidas. Gracias a todos los que están sacando las fotos de sus cajones para que las podamos disfrutar los demás.

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