Noticias
sobre actos civiles y fiestas republicanas II
A
principios de febrero de 1904, Manuel Montes Priego envía una carta
a Las dominicales1,
fechada el 27 de enero, en la que con el título de ¡ESO ES
COMENZAR A VIVIR!, expone, en primer lugar, que ha sido inscrito
en el registro civil de Doña Mencía con el nombre de Demófilo “un
hijo del consecuente republicano” Cristóbal Porras Ruiz y
de doña Patrocinio Pascual Navas, siendo testigos los
librepensadores D. Acisclo Cejudo Gómez y el autor de la carta”.
Seguidamente hace constar que se propone crear, dentro del Casino
Republicano de Doña Mencía, una “asociación
de librepensadores que deben comprometerse a prescindir de la
religión católica e inscribir a sus hijos civilmente y llevar a
efecto por el mismo medio los casamientos y entierros”. También
señala más abajo que “el dignísimo e incansable republicano D.
Manuel Güeto Roldán no descansa ni repara en sacrificio alguno para
conseguir el engrandecimiento de nuestro partido y de la clase
proletaria”.
Así,
“para aliviar en algo más la crisis, ha arrendado una finca de
olivar para que sea labrada colectivamente por los socios de este
casino republicano”.
También
ha comprado “una hermosa casa en la Plaza Mayor”, lindando por su
derecha con la casa Ayuntamiento, a donde se trasladará la sede del
Casino a partir del 1 de julio. Lo que no sabemos si al final llegó
a llevarse a cabo, pues las disputas y desavenencias entre la
alcaldía y los republicanos se produjeron a raíz de los ruidos y
escándalos producidos en su sede, sita en la calle Arriba.
A
mediados de este mes, de nuevo, Las Dominicales2
publica otra nueva crónica de Manuel Montes, en la que, desde la
cárcel de Cabra, y con fecha del 15 de febrero, se refiere a la
fiesta en la que dicha asociación celebraba el aniversario de la
república con un banquete de 75 cubiertos, “donde
reinó la alegría y el orden más completo, pronunciando fogosos
discursos abogando por la expulsión de las órdenes religiosas y la
pronta implantación de la República”. Transcurridas
dos horas, fueron
encarcelados, entre ellos el que escribe la crónica, por orden del
alcalde,
bajo “calumniosos
pretextos, pasando dos noches metidos en un subterráneo, o mejor
dicho en un retrete, con el fango hasta las rodillas”. El
alcalde les diría que tenía otras celdas “reservadas
para sus amigos o para aquellas personas a las que tenía que
agradecerles algo”. En
la mañana del 13 de febrero, “amarrados
como bandidos”, fueron
conducidos por la Guardia Civil a la cárcel de Cabra. Todo ello no
le amedrenta a Manuel Montes, sino que le “enardece y le honra,
esperando que un día se haga justicia y pueda disfrutar de la
libertad que se la ha usurpado miserablemente”. En
la página 3 del mismo número se hace alusión a la injusta e ilegal
detención señalando que ese juez sin conciencia debe merece estar
en el calabozo llamándole más abajo “bruto sin corazón”.
En la edición del 11 de marzo,
Las Dominicales
publicaba un breve con la liberación de los tres correligionarios
mencianos y ese mismo día aparecía otra noticia sin firma en la que
se informa del recibimiento que las autoridades mencianas han
ofrecido a tres “cuervos jesuitas”. 3
Más
tarde, a primeros de abril, aunque la noticia fue publicada mucho más
tarde,4
se produjo un robo en la casa del presidente de la Junta Municipal
de Doña Mencía, Vicente Muñoz Chica, cuyos autores “después da
haber perpetrado el delito hicieron tres disparos sobre su esposa e
hijos y una vez detenidos los autores resultaron ser hermano y
sobrino del cacique que fueron puestos inmediatamente en libertad”,
lo que demuestra
el trato desigual
producido con los asistentes al banquete para conmemorar el 11 de
febrero de 1873.
4
El
País, 21 de abril de 1904. Madrid. Fuente: BNE Hemeroteca digital.
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