sábado, 14 de noviembre de 2020

 VAE VICTIS! Ay de los vencidos. Doña Mencía 1900-1950

 

15 Biografías de represaliados mencianos. Letra B

Baena Fernández, Francisco I

Un caso excepcional dentro de los leales a la República en aquellos momentos tan decisivos en la historia de España lo constituye Francisco Baena Fernández que alcanzaría el grado de capitán de la Guardia de Asalto y a quien el golpe militar le sorprendió en Madrid. Su expediente del Proceso Sumarísimo que se incoó contra él se conserva en el AGHD de Madrid donde se guardan todos los procedimientos judiciales bajo responsabilidad del Tribunal Militar Territorial 1º. Francisco Baena Fernández fue vecino de Doña Mencía hasta 1930 en que con fecha del 8 de abril ingresara, con 26 años, en el Cuerpo de Seguridad de la plantilla de Barcelona. El 18 de julio de 1936 estaba en comisión de servicios en Madrid formando parte de la 23ª Compañía de Asalto de Mérida, “prestando los servicios de su clase no habiendo intervenido en la toma de Cuartel ni en ningún hecho delictivo… cooperando con las Autoridades rojas, obligado por las circunstancias y en virtud de las coacciones de que fuimos objeto en aquellos días… ”, o por lo menos eso fue lo que declararía ante el Servicio de Investigación de la Guardia Civil, el 25 de septiembre de 1939, cuando estaba recluido en campo de concentración de Igualada (Barcelona) tras regresar del campo de refugiados francés de Le-Perthus, a donde había sido conducido tras cruzar la frontera francesa el 18 de febrero de 1939, huyendo, como miles de soldados republicanos, de las tropas franquistas que ocupan todo el territorio de Cataluña, e integrado en la Plana Mayor de la 13ª Brigada de Asalto. Dicha declaración también fue corroborada en el cuartel de la Guardia Civil de Doña Mencía el 17 de octubre de 1940.

El día 21 de de julio de 1936 según su declaración, salió para el frente de Extremadura, siendo encuadrado en las milicias de Madrid y pueblos de Extremadura, “tomando parte en la ocupación de Castuera y Villanueva de la Serena (Badajoz) prestando siempre servicios propios del Cuerpo, hasta primeros de agosto en que marchó a Mérida donde permaneció hasta que dicha plaza fue ocupada por las fuerzas Nacionales, marchando en retirada a D. Benito”. Después vendría la toma de Badajoz por los rebeldes, el 14 de agosto, al mando del teniente coronel Yagüe donde en la plaza de toros de la capital pacense se llevará a cabo una de las matanzas más sangrientas de la Guerra Civil, descrita de este modo por el ministro de Gobernación Julián Zugazagoitia: “Grupos de hombres, atraillados como perros de caza, eran empujados al ruedo para blanco de las ametralladoras que, bien emplazadas, los destruían con ráfagas implacables”. Al mando de las milicias estaba el capitán Medina, al que los sublevados le harán responsable de las muertes producidas en la defensa por parte de la República de varias localidades de la zona: Don Benito, Castuera, Granja de Torrehermosa, Campillo de Llerena, Azuaga, etc. Francisco Baena Fernández sería ascendido a sargento en agosto de 1936 y tras permanecer en estos meses en Extremadura, a primeros de noviembre marcharía a Ciudad Real y pocos días después saldría para Madrid siendo destinado al Quinto Grupo de Asalto desempeñando, ya como suboficial, las funciones de Ayudante del mismo, marchando con este empleo y destino por primera vez al frente de Madrid subsector del Parque del Oeste -muy cerca de donde se guardan los documentos de su proceso judicial- permaneciendo siempre en el puesto de mando, sito en la calle Guzmán el Bueno, no yendo para nada a las trincheras, ascendiendo a Alférez el primero de Febrero del año mil novecientos treinta y siete, y al desaparecer las escalas de dicho empleo, el primero de junio de dicho año fue ascendido a Teniente, permaneciendo en Madrid hasta el día diez de Octubre de dicho año en que salió con dicho grupo para Aranjuez”.

Allí estaría hasta diciembre y a principios de enero de 1938 marchó de nuevo para Madrid donde estuvo hasta el 12 de marzo que pasó a Barcelona, donde permanecería hasta primeros de agosto en que fue ascendido a Capitán, siendo destinado a la 19ª Compañía del Quinto Grupo cuya Plana Mayor estaba en Tárrega “afecta para los servicios de orden al 18ª Cuerpo de Ejército”. Un mes más tarde se incorporaría a la Plana Mayor de la 13ª Brigada de Asalto siendo destinado a Manresa “donde estuvo hasta la retirada general en que de retirada en retirada hasta que pasó a Francia el día ocho de febrero de 1939 por Perthus y regresando a España en veintiuno de septiembre de dicho año por Figueras”. En otra declaración (Doña Mencía, 2 de marzo de 1941) afirmaría que de no haber huido a Francia y “quedarse en zona Nacional, antes de marcharse todos me hubiesen fusilado” y que en el país vecino siempre permaneció en contacto con las autoridades consulares.

De Francisco Baena Fernández se guardan dos extensos expedientes en el archivo antes citado y en los ellos también constan las declaraciones que a favor y en contra se hicieron del mismo. Y así, mientras, tanto las autoridades y varias personas de Doña Mencía, hicieron declaraciones a su favor, el Inspector Jefe de Investigación y Vigilancia de Mérida y varios policías lo hacen en su contra, afirmando el primero que el procesado era “una persona de ideas izquierdistas y entusiasta del funesto Frente Popular” o que era “era muy adicto a la causa marxista, el cual fue el motivo de tantos ascensos… no le merece buen concepto sino por el contrario malo y por tanto no es digno de reingresar en el Cuerpo”, según el policía de Badajoz Etelvino Martín Mangas.

Francisco Baena Fernández, que se encuentra en libertad provisional, eleva un escrito dirigido añ Tte. Coronel Juez de badajoz en el que solicita se le permita fijar su residencia en Doña Mencía, donde residen sus familiares y "podría trabajar honradamente para ganar el sustento a su esposas y tres hijos. Badajoz, 9 de diciembre de 1941. Fuente: AGHDM. Fondo: Madrid. Sum 1019. Leg. 2006. Fol. 17.

Tanto el comandante de puesto de la Guardia Civil de Doña Mencía, Antonio Pérez Rojas como el alcalde del pueblo, Juan Roldán, hacen constar, en marzo de 1941, su “intachable conducta moral, pública y privada” y otros vecinos de Doña Mencía como Emilio Gómez Cantero, zapatero que vivía en Madrid, y varios derechistas como Pedro Moreno Moreno por un lado y por otro, Antonio Poyato Blanco, Francisco Jiménez Navas y Juan Recio Guijarro, que lo hacen en un documento fechado en Doña Mencía el 2 de marzo de 1943, y firmado por los tres, presentarán en el juicio, afirmando que ignoraban “su actuación con relación al Glorioso Alzamiento Nacional. Una vez terminada la Guerra regresó a esta localidad, dedicándose nuevamente a las labores agrícolas, ha observado una vida ejemplar, siendo muy amante de la familia y de la justicia”.



No hay comentarios: