miércoles, 11 de julio de 2007

Desventuras de la Juventud Obrera Republicana (X)



La educación al alcance de todos

Pero lo más sobresaliente del reglamento es lo que se refiere a los fines de la sociedad (desde los artículos 23 al 29) que, entre otros, son: “Hacer la propaganda del ideal republicano por todos los medios legales”; en la enseñanza el Presidente “invitará a personas competentes a que desempeñen alguna cátedra y cuando el estado económico de la sociedad lo permita, se establecerán cátedras retribuidas”. Además, “todos los socios pueden pronunciar conferencias y presentar memorias” y “la Sociedad podrá organizar veladas fiestas o reuniones políticas, científicas o literarias” y en lo que se refiere a la biblioteca “todos los meses se destinará... una cantidad tan crecida como sea posible para la adquisición de libros y un gabinete científico” y ésta “estará permanentemente abierta a los socios”.

También se establecerá “aquella clase de recreos y esparcimientos que no sean contrarios a las leyes y la moral” y además “se destinará una cantidad mensual para socorrer con ella a los socios faltos de recursos”. Como vemos, una larga lista de objetivos que reflejan las ideas regeneracionistas de aquella España que pensaba salir del atraso a través de la educación al alcance de todos.

La manifestación del 7 de mayo de 1911

Pero la “Juventud Obrera Republicana” de Doña Mencía mostrará gran activismo desde el principio de su creación y el 5 de mayo de 1911 el vicepresidente de la sociedad, Manuel Priego Muñoz, presenta ante la alcaldía una solicitud para que se le autorice llevar a cabo “una manifestación pacífica”[1] que se celebraría el domingo día 7 a las diez de la mañana “para pedir a los poderes constituidos la supresión del impuesto de consumos, instauración del servicio militar obligatorio, la revisión del proceso Ferrer y otros... En dicha manifestación figurará la bandera del partido y se organizará en la puerta del Centro Republicano siguiendo por la calle del Pósito y continuando por todas las calles de la carrera hasta llegar al sitio llamado “Las cuatro esquinas” siguiendo por la de Colón hasta la calle de Jaén, bajando por ésta y Martínez Campos hasta el Centro Republicano donde se disolverá después de entregar a la autoridad las conclusiones definitivas”.

El alcalde, Francisco Campos, concedió el permiso correspondiente “siempre que no se entorpezca el libre tránsito, se guarde el orden debido y que no se produzcan escándalos ni molestias de ningún género”. Y así fue, y al final de la misma, como se expresaba en la solicitud, se entregó a la alcaldía un documento con las conclusiones de los manifestantes en las que se decía lo siguiente:

“1. La supresión total del impuesto de consumos; 2.Apartamiento de toda política de aventuras belicosas en África; 3.Revisión de los procesos seguidos contra Baró Clemente García Hoyos Ferrer y Malet; 4.El indulto de nuestros compañeros Manuel Baena Montes y Antonio Padillo Bravo condenados por delitos políticos; 5. Implantación del servicio militar obligatorio; 6.Transformación de la Hacienda Nacional en forma que los impuestos se asiente sobre bases firmes y equitativas y los gastos se apliquen a satisfacer necesidades del país.

Dios guarde a V. Muchos años.

Doña Mencía a siete de mayo de 1911. La Comisión:

Manuel Priego, Francisco Güeto, Manuel Montes y Acisclo Cejudo”.

Gira en la finca del Martinete

Para el mismo día y después de celebrada la manifestación, a eso de las tres de la tarde, Manuel Güeto Roldán, en representación de la Agrupación Republicana de Doña Mencía, solicita se le conceda permiso para hacer “una gira al campo al sitio llamado El Martinete –en una finca de la familia Güeto situada cerca del paraje del Tocón- de este término... llevando la bandera del partido, disolviéndose a su regreso a la puerta del Centro Republicano”. El permiso se le concede, pero se le avisa para que se abstenga de hacer manifestación alguna.[2]

El nivel de inquietud política en la Doña Mencía de aquella época resulta sorprendente desde nuestra óptica actual y siempre encontramos un grupo de individuos conscientes de lo que se jugaban en una España socialmente desigual y donde había que luchar fuerte para mejorar las condiciones de los más humildes. Y sobre todo había que acabar con un sistema fiscal enormemente regresivo y un servicio militar injusto e impopular.

Estos fueron algunos de los objetivos fundamentales que impulsaron la acción política del gobierno de José Canalejas quien, representando al ala más radical del partido liberal y en el breve plazo de tiempo que ocupó el poder –ya que fue asesinado por el anarquista Pardinas a principios de noviembre de 1912 cuando observaba una librería de la Puerta del Sol de Madrid- puso en marcha una serie de reformas, entre las que sobresale la sustitución del impuesto de consumos –enormemente impopular e injusto- por otro más progresivo que gravaba las rentas más altas; la reforma de la Ley de Reclutamiento que sería obligatorio en tiempo de guerra, pues hasta entonces los hijos de las familias más adineradas lograban evitar entrar a filas, abonando la cuota de exención o pagando a un sustituto, y sólo los pobres eran carne de cañón; y también durante su mandato se discutió en el parlamento sobre el juicio de Ferrer i Guardia y la falta de garantías con que se hizo el juicio en que fue condenado.

Precisamente en el debate celebrado en el Congreso de Diputados sobre Ferrer tendrá un gran protagonismo el diputado antimonárquico Rodrigo Soriano que visitará Doña Mencía en febrero de 1914 y con dicho motivo los republicanos mencianos organizarán una manifestación en su honor.[3]


[1] Petición a la alcaldía para celebrar una manifestación de Manuel Priego Muñoz, presentada el 6 de mayo de 1911. R.5459. AHMDM.

[2] Solicitud presentada por Manuel Güeto Roldán. R.5460 AHMDM

[3] Petición de manifestación ante la alcaldía presentada por Salvador Cubero Gimenez, comerciante y domiciliado en la Plazuela de la Cruz,14. La manifestación se celebraría el 23 de febrero de 1914 a las tres de la tarde con objeto de recibir a Don Rodrigo Soriano y sus acompañantes y partirá del domicilio del solicitante, continuando por la Plaza Mayor, calle Prim, Eras, Baena hasta la carretera de Cabra y regresando por el mismo itinerario. R. 6281. AHMDM.

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