Al lado del Pilar, donde abrevaban los animales, estaba el lavadero, cercado por un muro y ajeno a las miradas de los varones tras la puerta que se cerraba para guardar la intimidad del trabajo femenino. Allí, las mujeres del pueblo lavaban la ropa sumergiéndose hasta la cintura en la pequeña alberca y remangándose sus enaguas. Por contraste, hoy ya no es aquel lugar idílico, que tanto gustaba a Valera, aunque se puede visitar todavía el antiguo pilar y lavadero. Y allí también estaban las huertas del Duque, según consta en las relaciones del Catastro del siglo XVIII.
Más adelante, Valera en la misma obra, Juanita la larga, y al referirse a la calidad del agua, nos dice que era exquisita por su transparencia y pureza, como filtrada por entre rocas de los cercanos cerros y tenía muy grato sabor y salubres condiciones. Además, la gente del pueblo le atribuían algunas cualidades prodigiosas, calificándola de muy vinagrera y de muy triguera... y... el arriero que compraba en Villalegre vinagre de yema, por lo común muy fuerte, llenaba sólo dos tercios de la calidad de la corambre, y la acababa de llevar por la mañanita temprano, antes del emprender su viaje, mitigando y suavizando con el agua de la fuente la fortaleza y acritud del líquido...
Y junto al albercón del lavadero y al lado de la fuente del pilar de Abajo, nos sigue diciendo Valera, había pollos hechos de piedra y de barro y cubiertos de losas, en los cuales suelen sentarse los caballeros y las señoras que salen de paseo... Allí se juntaban todos, las fuerzas vivas del pueblo, el escribano, el boticario, el cura, y Don Paco el secretario, y el pueblo entero ...y en torno del Pilar charlan las mozas que vienen por agua, cada cual con su cantarillo... Y el ambiente nos lo describe magníficamente Valera cuando dice que se pone a secar la ropa lavada, se extiende y dilata la tertulia democrática y popular con mucha charla, risotadas, jaleos y retozos, pues no faltan nunca zagalones y hasta hombres ya maduros que acuden por allí atraídos por las muchachas como acuden los gorriones al trigo...
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