martes, 14 de agosto de 2007

Las raíces de don Juan Valera (III)


Los Valera, los Alcalá-Galiano y la Iglesia
Tanto los Alcalá-Galiano como los Valera ocuparon cargos importantes dentro del clero y también quisieron manifestar su generosidad con la iglesia apoyando la construcción de capillas en el Convento Parroquial de la villa y ayudando a las numerosas ermitas del pueblo. Todo ello contribuía, lógicamente, a consolidar el prestigio de ambas familias en la villa de Doña Mencía, y el propio escritor, en alguna ocasión,1 aludió a ello. Los trabajos de Montañez Lama del siglo XIX y los más recientes de Antonio Cantero Muñoz no hacen más que confirmar este hecho.2 Según los estudios de este último, el 15 de septiembre de 1742 se otorgó la escritura pública de donación de la capilla de Jesús Nazareno a don Juan José de Alcalá Galiano Flores y Calderón, convirtiéndose en patrono de la misma, mientras que en ese mismo año don Juan Santos Valera Roldán, del que ya hemos hablado con anterioridad, lo será de la nueva capilla de Santo Domingo de Guzmán en el templo que se inaugurará el 7 de octubre de ese mismo año.


Montañéz Lama nos transcribe los textos de las lápidas que había bajo los altares de las mismas. Así, la que había delante del altar de Nuestro Padre Jesús Nazareno:

“Año de 1741. Esta capilla y panteón es del Sr Juan José Alcalá Galiano Flores y Calderón, Caballero del Hábito de Santiago, Alcalde del Castillo y Fortaleza de esta villa de Doña Mencía y Superintendente de estos estados. Y de sus sucesores y descendientes”. Y la otra, bajo el altar de Santo Domingo: “1741. Esta capilla y panteón es del Sr D. Juan Santos Valera Roldán, Rector y Colegial que fue del Mayor de Cuenca de la Universidad de Salamanca. Y de sus sucesores”.

En el testamento de don Pedro Valera Roldán,3 hijo de don Juan Valera Roldán y de Marina Ruiz, Presbítero comisario del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Córdoba, llevado a cabo en el año 1716, se expresa que su deseo es que “su cuerpo sea enterrado en el Convento e Iglesia Parroquial de nuestra Señora de Consolación en una sepultura de las que la Cofradía de la santa Caridad de ella tiene en dicha Iglesia” y en el mismo también se anotan las donaciones a las cofradías de la villa, a las ermitas de San Sebastián, Angustias, Calvario y Santa Catalina y a los doce pobres (seis reales de limosna a cada uno) “para que cada uno lleve su hacha alumbrando y se vistan cada uno con un saco de paño pardo largo con su cola y se les dé de comer aquel día”. También se indican las donaciones que se hacen al camarín de nuestra señora del Rosario “que se está haciendo en el Convento de santo Domingo (200 reales y un lienzo de pintura muy fina de Nuestra Sra de los Siete Dolores) y al altar del santo Cristo de la Humildad (un velo de raso de media nobleza)”.

Pero además, y como ejemplo de la presencia de los miembros de la nobleza en las filas del clero, también están anotadas las donaciones que hace a su sobrino, fray Francisco Galiano, religioso dominico en el convento de San Pablo de Córdoba; a sus cinco sobrinas religiosas, hijas de don Juan Valera Roldán, hermano del testador, conventuales en el de san Martín y las Llagas de Cabra y a otra sobrina, hija de Antonio Valera Roldán, religiosa del convento de Santa Ana de Lucena; a otras dos sobrinas, hijas de Lucía Valera Roldán, también religiosas en Cabra y, finalmente, a otra hermana de las anteriores, religiosa en el convento de Santa Clara de Andújar.

En ocasiones se produjeron graves fricciones entre algunos religiosos del convento parroquial de la villa y algún miembro de la familia Valera, en concreto con don Juan Valera Roldán, alguacil mayor de la villa, quien, como consta en el acta capitular del 10 de octubre de 1682,4 a raíz de la persecución de un hombre que en su huída se dirigió al convento, antes de el alguacil mayor y sus ministros llegaran a la puerta del recinto sagrado “...salieron los padres fray Jacinto de la Torre y fray Acisclo de Puentes y otros religiosos que no conoció por ser de noche diciendo téngase allá que no nos han de ir poniendo guarda todos los días, vayan a ponerlas a sus casas y no nos guarden tanto. Y diciendo esto el padre fray Jacinto de la Torre se arrimó a su merced y el dicho fray Acisclo dándole de empujones que por ser en lugar sagrado y ser sacerdote el dicho padre fray Jacinto no le sucedió muy mal con él...”. Pero el asunto no acababa ahí pues en otra ocasión en “...los días pasados los padres fray Francisco Ramírez, fray Nicolás de Ávila y fray Acisclo de Puentes salieron del dicho convento a deshora cargados de armas de fuego y disfrazados a buscar a Andrés Francisco de Montes y Diego de Cuevas para quererlos matar sobre excusar el que el dicho Diego de Cuevas contrajese matrimonio con una mujer principal de esta villa...”. El cargo de alguacil mayor de la villa de Doña Mencía casi siempre estuvo detentado por un miembro de la familia Valera y por ello, y como veremos más abajo, son muchos los incidentes en los que se verá implicado algún miembro de esta familia de hidalgos mencianos quienes recibirán en algunas ocasiones críticas a su condición nobiliaria.

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