Las fundaciones de los Valera: la Obra Pía de Primeras Letras y la dote a parientes pobres
Texto de la creación de la Obra Pía de primeras letras. Testamento de Pedro Valera Roldán. 1717
Y en atención a que muchos días tengo deseado que en el convento de señor Sto Domingo de esta villa haya dos religiosos que se apliquen el uno a dar estudio de gramática y el otro a la enseñanza de la Doctrina Cristiana y primeras letras a los hijos de los vecinos de esta villa que a esto se quieran aplicar sin que se les lleve interés alguno y por se necesario Licencia del R P. Pr de esta Provincia de Andalucía de dicha orden, tengo comunicado este ánimo y buena Intención con el M. R. P. Maestro fr Fernando Curado Prior de dicho convento para que lo de a entender y comunique con dicho Padre Provincial y como ofrezco para este efecto y manutención de dichos dos maestros religiosos Dos mil Ducados y mas seis mil reales de vellón todo para que se hagan en dicho Convento y parte que más convenga dos cuartos decentes donde estén dichas escuelas divididos para cada una el suyo por lo cual es mi voluntad que conseguida dicha licencia para haber de entrega dichos dos mil ducados a dicho Convento y se haga dicha obra mis herederos consulten esta disposición con Abogado de ciencias conciencia que de su parecer en la conformidad que dicho Convento se a de obligar con sus vienes y rentas al cumplimiento de esta obligación y formalidad ...
Pero la Obra Pía de Primeras Letras, fundada por don Pedro Valera Roldán, se encontró con varios obstáculos desde sus comienzos. Así en el acta capitular del 26 de abril de 1722 el Cabildo de la villa, “deseando el mayor alivio de los vecinos”, acuerda que el antiguo corral del Concejo hundido, situado al principio de la calle Arriba, se dé para la Obra Pía de Primeras Letras, al haber repudiado el Convento de la villa el derecho que tenía sobre la fundación. En el catastro de Ensenada, además de los censos que le pertenecen, se hace una descripción más detallada de la misma indicando que la casa en la que se imparten las clases está lindando con la plazuela del Convento de la villa.
En el acta capitular del 17 enero de 1774, además de repasar las agregaciones que se han hecho a la Obra Pía para Clases de Gramática y Primeras Letras desde su fundación hasta la fecha y el inventario de la misma -una huerta en el término de Zuheros y unas casas en Doña Mencía-, se alude a que una gran parte del capital de la fundación “se halla en deudas” por lo que si esta fundación “quedara extinguida esta villa (saldría) perjudicada” y para evitarlo, y teniendo en cuenta que las casas fueron construidas por orden del Ayuntamiento, se nombra al Sindico Personero del Común como diputado “para que pida lo que convenga al bien de este vecindario”. En la reciente publicación del cronista oficial de Doña Mencía, César Sánchez Romero, 1se habla del estado ruinoso en se encontraba el local a principios del siglo XIX.
Dote a parientas
“...Es mi voluntad que por los poseedores del dicho vínculo (el mayorazgo que ha formado con sus hermanos Ldo Salvador Valera Roldán, presbítero y don Antonio Valera Roldán, familiar del santo oficio) se dé perpetuamente en cada un año un dote de cincuenta ducados a una pobre huérfana de padre y madre y aunque los tenga como lo sea de solemnidad que para ayuda a ponerse en estado de matrimonio atendiendo a que sea parienta mía la que lo fuere más cercana y por votos de la persona que tuviere dicho mayorazgo y para su nombramiento se a de acompañar con el corregidor o Alcalde ordinario y del vicario y Prior del Convento de religiosos de Señor Santo Domingo de esta dicha villa...y es mi voluntad que luego que yo fallezca el primer dote de dichos cincuenta ducados que se diere sea a una hija de Francisco de Luque Roldan difunto vecino que fue de esta villa y que está casada con Juan Moreno hijo de Pedro Moreno... (Indica también el nombre de los otras tres dotes siguientes)...”
En el testamento de Pedro Valera Roldán,2 también figuran otras obligaciones de los herederos del mayorazgo de los Valera, entre las que se incluía la de dotar perpetuamente con cincuenta ducados “…a una pobre huérfana de padre y madre y aunque los tenga como lo sea de solemnidad que para ayuda a ponerse en estado de matrimonio atendiendo a que sea parienta mía la que lo fuere más cercana…”. En dicho testamento se indican los nombres de las que deben recibir las primeras dotes. Así la agraciada en primer término fue “…una hija de Francisco de Luque Roldan, difunto vecino que fue de esta villa, y que está casada con Juan Moreno hijo de Pedro Moreno...”.
En 1774 el Procurador Síndico General del Ayuntamiento de la villa de Doña Mencía, un cargo de elección popular instituido por Carlos III con el objetivo de paliar el control que ejercían las oligarquías locales en el gobierno de los municipios, Don Francisco Posadas Muñoz, expone por escrito que “…es de mi noticia que de presente no se cumple con la voluntad del testador…”. Acto seguido se toma declaración al poseedor del vínculo, don Juan Miguel Valera, quien reconoce que en los últimos nueve o diez años no ha pagado dicha dote “…con el motivo de tener cuatro hijas e ir reservando en sí estas rentas o dotes para darles Estado, mediante tiene el ejemplar de que don Juan Santos Valera, otro su difunto tío, poseedor que fue de dicho vínculo, los retuvo diferentes años para entrar, como con efecto entró religiosas a unas primas del declarante…”. Reconocido el hecho, el Procurador Síndico pide se despache un mandamiento de ejecución contra Don Juan Miguel Valera, que es aceptado por el Corregidor, por el valor de las dotes impagadas, y que supondría unos cuatro mil novecientos y cincuenta reales de vellón. Pero el proceso se complica, pues el miembro de la familia Valera, a través de su representante, niega legitimidad al Procurador Síndico para litigar en el proceso y aunque el relevo es tomado por el Padre General de Menores no se consiguió embargar los frutos del detentador del vínculo de los Valera, por el valor de las dotes impagadas, pero si debió presentar las cuentas detalladas de las dotes asignadas desde la fundación de dicho vínculo. Así constan en el mismo documento en el que figuran con todo detalle los nombres de las doncellas agraciadas desde 1718 hasta 1740 (a partir de este año hay mayor confusión en la asignación de los 50 ducados que previó don Pedro Valera Roldán). En el Archivo Histórico Municipal de Doña Mencía se conservan muchos de los árboles genealógicos presentados por las aspirantes y según nos cuenta Montañéz Lama hasta 1887 dicha dote vino pagándose religiosamente.
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