domingo, 1 de febrero de 2009

El sargento Sequeira, Campanal, muere en el frente de Fuente Obejuna


Con fecha del 31 de enero de 1938, y a eso de las 10 de la mañana, fue convocada y en sesión urgente la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Doña Mencía. El objeto de la reunión no era otro que dar cuenta de la muerte, en el día anterior, de Manuel Sequeira Moreno, sargento del Primer Batallón de Falange Española y Tradicionalista de las JONS en el sector de Fuente Obejuna, Granja de Torrehermosa. El hecho de que la Comisión Gestora municipal se reuniese en sesión extraordinaria y a hora tan temprana tiene relación con el peso que tenía la víctima dentro del entramado golpista de nuestro pueblo. Manuel Sequeira Moreno, más conocido como Campanal, en alusión al gran futbolista del Sevilla de los años 20 y 30 del pasado siglo, figura, según muchos testimonios orales, como uno de los instigadores y protagonistas activos en los fusilamientos de gentes de izquierdas que se produjeron en Doña Mencía desde mediados de septiembre hasta diciembre de 1936. Educado en el Hospicio de Sevilla, donde adquirió cierta ilustración, fue uno de los líderes de la Falange Local. Según nos cuenta V. B., trabajaba de aperaor en el cortijo de El Aguilarejo (Baena), propiedad del médico Campos, y cuando se produjo el estallido de la Guerra Civil regresó al pueblo sin mostrar recato en enarbolar públicamente el arma que poseía. Como otros líderes de derechas, figura entre los detenidos durante el dominio republicano del pueblo y no sabemos a que se refiere el acta citada más arriba cuando dice que había sido cruelmente perseguido por la incomprensión revolucionaria de la horda roja durante su corto dominio en este pueblo.

En el momento en que estaba reunida la Comisión Gestora que gobernaba el municipio, su cuerpo era trasladado a Doña Mencía para recibir cristiana sepultura entre los suyos, en este su pueblo que le recibirá en masa, con amor y emoción profundos, de cuyos sentimientos estaba ya dando muestras, estacionado en la entrada de la carretera, aun sin saber la hora cierta de su llegada. ¿No tenemos ninguna fotografía de este evento? ¿Respondía la cita del acta a lo que realmente ocurrió? ¿Todo el pueblo en masa estaba expectante para recibir el cadáver del mártir? Era conveniente salir a la calle, si nos atenemos a las recomendaciones de lo pregonado públicamente ese día en los distintos lugares del pueblo. Aquel día, Fernando Jiménez, voz pública, o mejor dicho el pregonero del pueblo, puso el mayor interés para que todos escucharan lo que decía:

DON ANTONIO ROMERO GARRIDO, Comandante Militar de esta villa
HAGO SABER
Que habiendo dado su vida por Dios y por España en el frente de Peñarrolla, el (sargento) de Falange, hijo de este pueblo D. Manuel Sequeira Moreno, invito al vecindario en general acudan a recibir su cadáver próximamente a las cuatro de esta tarde en el sitio conocido como el Brillante, esperando de este vecindario no quede nadie sin dar esta prueba de patriotismo al rendir el último tributo que merece el (cadáver) de un héroe.



El señor alcalde hizo que constara en acta lo que todos sabían, que el sargento Sequeira era un modelo de hijo y de ciudadano honrado, trabajador, afable, modesto… Además, y esto era lo más importante en aquella Doña Mencía dominada por los rebeldes franquistas, el sargento Sequeira era un entusiasta de todo lo que supone el Movimiento Nacional, aun antes de que producirse, no dudó un instante en alistarse en las milicias de Falange… en defensa de los principios del orden y de una Patria mejor. Ayer –continúa la loa- rindió su tributo ante Dios, cara al sol y frente al enemigo, como lo que era, como español y como falangista.

El Ayuntamiento, además de nombrarle por aclamación hijo predilecto del pueblo, decide acudir en pleno a recibirle en el Brillante, publicar las órdenes oportunas, aunque con buen criterio no era necesario, para que todos los establecimientos públicos cierren sus puertas al paso de los restos mortales y que en los edificios públicos se hicen (sic) las banderas a media asta. Además, se acuerda que, con cargo al Ayuntamiento se construya la bovedilla para alojar su cadáver a perpetuidad –en realidad no fue así ya que sus restos fueron exhumados el 11 de marzo de 1959 para su traslado al Monumento Nacional de Cuelgamuros, el mausoleo franquista del que no sabemos todavía cuántos restos cobija- y que la calle Santa María –llamada Libertad durante la II República- tome, a partir de aquel momento, el nombre del sargento Sequeira, lo que, a juicio de la comisión municipal, no es ninguna incoherencia, ya que éste fue un hombre que no dudó un instante en ofrecer su vida joven en defensa de los principios morales y religiosos de nuestra civilización y de nuestra Patria.

Durante mucho tiempo la patria sólo fue de unos, de los que ganaron la guerra. Los que la perdieron fueron siempre considerados como antipatriotas.

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