lunes, 16 de marzo de 2009

La vida cotidiana en Doña Mencía hasta el final de la guerra civil. Los bandos de guerra durante el primer trimestre de 1938



Poco sabemos sobre la dura vida de los mencianos y mencianas que permanecieron en el pueblo durante toda la guerra civil. Las muertes acabaron en diciembre de 1936 y el último fusilamiento - José Córdoba Cortés, 25, jornalero- del que tenemos constancia se produjo a principios de marzo de 1938 (ver Francisco Moreno Gómez, pág. 920, El genocidio franquista en Córdoba). La información de cómo fue la vida cotidiana de nuestro pueblo en la última mitad de la guerra nos ha llegado a través de los testimonios orales y de la documentación que se conserva en el Archivo Municipal que no es tan escasa como pensábamos en un principio.
Las actas de la Comisión Gestora no nos dicen mucho de lo ocurrido en 1938 y 1939, pero los numerosos bandos municipales, conservados en las Cuentas trimestrales de Caudales de estos años nos ofrecen una información interesante. Así en los recibos correspondientes al primer trimestre de 1938, además del bando por el que se comunica la muerte de Campanal, hay muchos otros en los que, entre otras asuntos, el comandante militar de la villa ordena la entrega de armas en el cuartel de la Guardia Civil (8 de enero), que todo el que tenga sementera de trigo o cebada se persone en dicha casa para hacer declaración jurada (10 de enero); sobre la cobranza del plato único y sobre el envenenamiento en la finca de la Majada Alta de este término para acabar con todos los animales dañinos (23 de enero); sobre la entrega de objetos de valor –cobre, metal dorado y blanco y aluminio- castigándose severamente a los que los oculten objetos metálicos que son reclamados por la Patria, y otro en el que se ordena que se remitan a las oficinas del Ayuntamiento de Sevilla las declaraciones de garbanzos (3 de febrero). Asimismo, con fecha del 19 de febrero de este año se ordena que todos los que están prestando servicio de armas de noche se presenten en el teatro José Antonio el domingo 20 a las 9 de la noche sin excusa ni pretexto. El que sin causa justificada –continua- falte a la lista que se pasará, será sancionada su ausencia por referida autoridad. El texto se cierra con la proclama “Por Dios, España y la rebolución (así en el original) Nacional Sindicalista” y está firmado por el Jefe del Orden Público Rafael Sotomayor. Hay otro bando sobre la cobranza del plato único y en el último de este primer trimestre el comandante militar dicta la prohibición de las aglomeraciones de público cuando llega al pueblo el coche de la compañía Alsina Graell y en el mismo texto se indica que quedan prohibidas también tajantemente los cánticos y algazaras en establecimientos o en la vía pública a cualquier hora del día o de la noche. Únicamente se podrá hacer uso de (cantos) patrióticos y con autorización de esta Comandancia Militar. No se podía permitir ningún tipo de manifestación que derivase en una posible crítica a la autoridad establecida. Ni que decir tiene que nadie estaba dispuesto a mostrar ninguna protesta pública respecto a las órdenes establecidas.

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